jueves, 30 de agosto de 2012

Ocho playas americanas imprescindibles




  
Ocho playas americanas imprescindibles
 
Por su belleza, por su ubicación, por el color de sus aguas, por su tradición histórica y arqueológica, por su tamaño. Éstos son algunos de los rincones costeros del Nuevo Continente que no hay que perderse



Un puñado de lobos marinos descansa en la playa de La Española, en las Islas Galápagos ecuatorianas.
Solían decirnos en la escuela cuando se referían a las perífrasis verbales: «Ni son todas las que están ni están todas las que son». Elegir siempre es complicado. ¿Izquierda o derecha?, ¿vegetales o carne?, ¿me quedo o me voy? Lo mismo sucede con las mejores playas americanas. A continuación les ofrecemos una selección de algunos lugares donde tumbarse a la bartola:
 
 
 
 
 
1. Caleta Tortel (Chile)
Comenzamos el listado con una hermosa e inaccesible aldea situada al sur del sur, en la Patagonia chilena. La playa de Caleta Tortel, a pocos metros de la localidad de nombre homónimo, está en un fiordo entre dos campos de hielo, en una zona de archipiélagos, canales y estuarios, entre escarpadas montañas y junto a la desembocadura del río Baker, el más caudaloso de Chile. El río puede transformarse en cualquier momento en un verdadero torrente, pues en estos paisajes caen hasta 4.000 milímetros de lluvia al año. Por eso, la estructura de Caleta Tortel es particular.

La playa de Caleta Tortel.
La localidad, toda construida con cipreses de las Guaitecas, la conífera más austral del planeta endémica de los bosques subantárticos, se encuentra elevada y comunicada por un sistema de pasarelas de siete kilómetros. Tortel fue fundada en 1955, y hasta 2003, sólo era posible acceder por agua. Actualmente, la Carretera Austral, aún de gravilla, comunica la localidad con el resto del país. En 2001, esta hermosa caleta fue declarada zona típica. El 80 por ciento de su territorio está constituido por áreas protegidas, como el Parque Nacional Laguna de San Rafael (Reserva Mundial de la Biosfera), el Parque Nacional Bernardo O’Higgins o la Reserva Nacional Katalalixar.

2. Cabo Polonio (Uruguay)
 
Un faro de 25 metros de altura, una colonia de lobos marinos, un peñón de roca, casitas de colores desordenadas, dunas kilométricas, un bosque de coníferas y muchos hippies. Nos encontramos en Cabo Polonio, una idílica playa a orillas del Atlántico, sin agua potable, sin luz eléctrica y con unos servicios más que limitados, pero con dos extensas y espectaculares playas de finas arenas, ideales para baño y para el buceo.
 
Hasta este cementerio de barcos naufragados entre roquedales, de historias de piratas y de batallas entre españoles y portugueses, sólo se puede acceder mediante un camión descapotable que atraviesa un tupido bosque atlántico. Desde 1966, las dunas de Cabo Polonio, de más de 30 metros de altura, están declaradas monumento natural, lo cual no ha impedido la construcción irregular de casas de todo tipo.
 
3. Cayo Santa María (Cuba)

Cuba atesora joyas como ésta.
Santa María, Ensenachos y Las Brujas son tres desconocidos cayos cubanos situados frente a la costa norte de la provincia de Villa Clara, en la parte central del país, a unos 30 kilómetros de tierra firme. Forman parte de un grupo de pequeñas islas conocidas como Los Cayos de la Herradura, con unos 500 islotes paradisíacos dispersos por la segunda barrera coralina más grande del planeta. La blancura de sus playas, la transparencia de los fondos marinos y su maravilloso entorno natural hacen del Cayo de Santa María un lugar único y poco conocido de Cuba.

Además de hoteles de lujo, la zona está plagada de especies de reptiles, de anfibios, de peces, de aves y de mamíferos, algunas de ellas de carácter endémico, por lo que el Gobierno cubano nombró el cayo refugio natural. A este paraíso, hasta hace poco casi secreto, se llega a través de una carretera construida sobre una base de rocas depositada sobre el fondo marino. Una retahíla de 46 puentes y 48 kilómetros de autopista, diseñada para que el agua circule sin producir daños en el ecosistema caribeño, unen el pueblo de Caibarién con el Cayo de Santa María.
 
4. La Española (Galápagos, Ecuador)
 
Galápagos es un archipiélago raro e inesperado a 970 kilómetros al oeste de Ecuador. Naturaleza en estado puro. Pájaros que dejaron de volar porque la buena vida los transformó. Pingüinos despistados que llegaron hasta el trópico y a los que el calor hizo enanos. Cactus que crecen como árboles y cuyas espinas se transforman en tronco. Lobos marinos que no temen al ser humano, tiburones de dos metros vegetarianos, pájaros pinzones que chupan sangre, tortugas gigantes, resumiendo, un paraíso para cualquier amante de la naturaleza. Destaca la playa La Española, una de las pequeñas que forman el archipiélago ecuatoriano y la más antigua, con 300 millones años de existencia. Deshabitada, en ella viven varias especies de pájaros, como la tórtola de Galápagos, la gaviota de Galápagos, el albatros o el piquero de patas azules. Sin embargo, La Española es reconocida por un recóndito lugar llamado Bahía Gardner, donde existe una playa kilométrica de espectacular belleza y de arena blanca, donde habita una numerosa colonia de lobos marinos a los que les gusta bañarse y jugar con el ser humano.
 
5. Tayrona (Colombia)

Parque Nacional Tayrona.
En el departamento del Magdalena, a 34 kilómetros de la ciudad de Santa Marta, se encuentra el Parque Nacional Tayrona, uno de los parques naturales más importantes de Colombia y la joya del Caribe. Ecosistemas como el del manglar, los corales, las praderas de algas, los matorrales espinosos y los bosques secos, húmedos y nublados se conjugan a la perfección en un diverso hábitat que alberga a especies distribuidas en diferentes pisos térmicos, desde el nivel del mar, hasta los 900 metros de altura.

 
 
En Tayrona hay más de 100 especies de mamíferos, entre los cuales destacan los monos aulladores, el tigrillo, los venados y varias especies de murciélagos. Con ellos, conviven 300 especies de aves, de las cuales el cóndor, el águila solitaria y el águila blanca son las protagonistas. La mayoría de los seres humanos que habitan el parque son de origen mestizo aunque también hay varios lugares sagrados pertenecientes a las comunidades indígenas que habitan en la cercana Sierra Nevada de Santa Marta.
 
6. Montego Bay (Jamaica)
Jamaica es una isla ubicada en las Grandes Antillas del Mar Caribe, conformada por blancas playas y por verdes montañas. Uno de sus lugares más destacados es Montego Bay, situado al norte de la isla, que se caracteriza por sus hermosas playas, por los arrecifes de coral y por sus deslumbrantes lagunas aguamarinas.
 
Montego Bay, conocida popularmente como Mo Bay, es un paraíso caribeño de sol, playa, arena y relax al ritmo del reggae. En los alrededores de Montego Bay aún se pueden ver las antiguas plantaciones y fábricas de ron e incluso se pueden recorrer mediante un tren turístico denominado Appleton Estate Express. Por la noche, se puede hacer un paseo en barco por el río Grande, iluminado con antorchas, como se hacía antaño.
 
7. Miami Beach (Estados Unidos)

Un joven pasea en South Beach.
Interminables extensiones de arena blanca, aguas de color turquesa, miles de tiendas donde comprar, hoteles de lujo, una de la zonas de bares más grandes de Estados Unidos (South Beach) y una vida que gira entorno a la farándula hacen de Miami un lugar amado por millones de latinoamericanos. Su privilegiada ubicación al sur de Florida convierten a esta ciudad en un destino turístico ideal en el que se puede disfrutar de un ambiente cálido durante los doce meses del año, con una temperatura media anual de 24º.

 
Situada entre las calles 1 y la 25 de la isla de Miami Beach, South Beach es la playa más concurrida y famosa de Miami; se trata de uno de los lugares de moda de la ciudad al que se va para ver y ser visto. Por eso siempre se encuentra repleta de personas en busca de diversión. South Beach es el estereotipo que todos tenemos de las películas y de las series de televisión, en el que Miami es una ciudad corrupta llena de malhechores y de cuerpos esculturales exhibiéndose en playas con un fondo de azul infinito.
 
8. Máncora y Huanchaco (Perú)
 
Desde hace 3.000 años se divisan a lo lejos de las costas peruanas unos extraños árboles cónicos incrustados en la arena. Se trata de los caballitos de totora, unas embarcaciones de las culturas Mochica y Chimú, diseñadas para transportar a un navegante con sus aparejos, durante las faenas de pesca. Algunos consideran estas embarcaciones las antecesoras de las tablas de surf, con las que los habitantes de algunas culturas prehispánicas, con sede en la playa de Huanchaco, salían a hacerse con la mar.
 
Las tradiciones fueron mutando y hoy la cuna peruana del surf por excelencia se encuentra en Máncora, un pequeño pueblo a más de 1.000 kilómetros de la capital limeña y a escasas dos horas de la frontera con Ecuador. El clima tropical seco y las abundantes olas permiten que miles de aficionados de todo el mundo disfruten durante todo el año de las excelentes playas de Máncora.


 
Fuente: ocholeguas.com



 

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